Hoy continuamos con la serie pero hablaremos de las mentiras sobre las LED y las explicaremos.
Las lámparas LED son caras.
Requieren de una inversión inicial mayor que otro tipo de lámparas, pero la inversión comienza a recuperarse desde la primera factura. Siempre y cuando busquemos aquellos fabricantes, importadores o distribuidores reconocidos y que ofrezcan garantía de sus productos.
El LED genera más contaminación lumínica.
Lo que provoca la contaminación lumínica es la mala dirección del flujo de luz, y dado que las bombillas LED emiten luz en una única dirección, controlar el flujo es mucho más sencillo. Lo que sí es cierto es que la luz emitida por una lámpara LED se difunde más rápidamente por la atmósfera debido a su naturaleza. Matiz que puede corregirse fácilmente con una correcta instalación ajustada a la normativa que regule dichas instalaciones.
El LED perjudica la salud.
Son las menos contaminantes de las alternativas existentes en la actualidad. Algunos estudios plantean que la luz blanca que generan las lámparas LED inhibe la secreción de la hormona melatonina en el ser humano, que sólo se produce a oscuras, y que es imprescindible para regular los biorritmos del cuerpo humano. Y es verdad, pero no del todo. Cualquier radiación lumínica afecta a la producción de melatonina, hasta la del sol.
¿Cómo evitar estos efectos secundarios? Con una instalación lumínica que se ajuste a nuestro reloj biológico, y ahí las luces LED se presentan como las más versátiles y más fáciles de adaptar a las distintas necesidades lumínicas según la hora del día y la tarea a realizar.
Las bombillas LED iluminan menos que las tradicionales.
La luz que emitan las bombillas depende de muchos factores, como el número de focos LED que contenga cada bombilla y la calidad de estos. Hay que tener claro qué nivel de iluminación necesitamos antes de hacer la instalación para utilizar las bombillas que más se adecuen a nuestras necesidades.
Las LED no nos dejan ver los colores al 100%.
Una de las principales debilidades de todas las lámparas de bajo consumo, ya sean compactas, fluorescentes, o LED, es su índice de reproducción cromática. Es una diferencia muy sutil que solo es perceptible para tareas visuales complejas, pero suficiente para desaconsejar el uso del LED, en aquellos lugares donde las exigencias de discriminación cromática son esenciales, como en quirófanos, o bibliotecas.
El Led daña la vista porque emite UV.
Si no es un LED de UV, eso no sucede. Claro un led blanco de alta potencia, mejor no mirarlo fijamente, pero no porque emita luz UV, sino porque su brillo es tan intenso que puede irritar la retina.
Por eso, si eres de los que diseñan o estás todo el día probando luminaria de leds, mejor protégete con los lentes adecuados. No sabemos aún como o que efectos perjudiciales a la vista, puedan ocasionar los leds de iluminación, si los miramos por horas fijamente. Obviamente esto no sucede, cuando los usamos para iluminar, dado que vemos su luz emitida pero no la miramos directamente, sino su haz de luz, y la que se refleja en los objetos, por lo cual ya está atenuada.
Por lo tanto, usar las luces LED ofrece unos beneficios que ninguna otra alternativa existente en el mercado es capaz de proporcionar. Siempre y cuando sean de calidad y previo asesoramiento de especialistas profesionales.
Ya habéis visto que las mentiras sobre las LED son muchas pero todas tienen su explicación.
Cualquier duda que tengais os esperamos en Osaba